El desarrollo de los centros comerciales en la segunda mitad
del siglo XIX no fue tan rápida como a veces se ha pensado. Había dos tipos de
antiguos procesos de tipo minoristas que se desarrollaron y se unieron para
crear lo que parecía un nuevo fenómeno. El primer proceso fue la llegada de una nueva lencería para la
clase media y tiendas de pañerías, más grandes en tamaño de lo que nunca se
había ofrecido antes, y utilizando nuevos avances como placas de vidrio para las
ventanas , luz de gas en el interior y exterior y más. El segundo fenómeno fue
el aumento del poder adquisitivo de la clase trabajadora y la creación del mercado "prêt a porter" que
animó al desarrollo de la producción en masa.
La ropa ya hecha no estuvo disponible en ningún lugar antes de
1860, para las clases medias en general fue así pero hay algunas evidencias que
hay que tener en cuenta : en 1790 The Times llevaba un anuncio de una tienda
de Muselinas y Algodones en the Strand
que estaban vendiendo vestidos ya hechos. Se
estima que solo los que ganaban 300 libras al año podían comprar regularmente
el Times, por lo que este anuncio no era para las clases trabajadoras*. Otras menciones de
la ropa "prêt a porter" que estaban
destinadas a las clases medias podían encontrarse ya en el siglo XVIIII, en los
tempranos años de 1730 Mary y Ann Hogart, hermanas del pintor , tenían una
tienda cuyo lema era “Levitas de moda listas
para llevar”. En 1750 en Bath, John Evill anunciaba que él vendía chalecos,
calzones, vestidos, enaguas, corsés, capas y sombreros. Más de la mitad del
libro A Visit to the Bazaar de 1818** estaba compuesto por anuncios del mercado
del Soho , que mostraba a mujeres de mediana edad comprando bonitos vestidos
cortados que pedían ser enviados inmediatamente porque iban a asistir a un
baile por la tarde y querían llevarlo puesto.
Además
de estas observaciones sobre la clase media; las clases trabajadoras y las
clases medias bajas , especialmente las más prosperas, habían estado llevando
vestidos hechos de varias formas durante años. Los sastres menos exclusivos así
como las mercerías tenían una línea de “ventas más descuidadas”, mercancía
barata y ropa para llevar. Las camisas de los hombres fueron las más
tempranas : las prendas tenían tallas estándar ya que estaban cubiertas más o
menos por chalecos y chaquetas, y que la talla ajustase era menos importante que
para los abrigos. ***
El siguiente paso en cuanto a la ropa ya hecha fue la producción de uniformes, estos eran llevados por soldados y marineros y también los compraban casas de caridad , orfanatos, libreas para sirvientes , trabajadores de tren, carteros y otros trabajadores civiles de bajo grado, y también las llevaban en las casas de trabajo y las prisiones.
Las diversas pequeñas guerras tuvo el mercado de las fuerzas
armadas boyante durante el siglo XIX,
pero el inicio de la guerra contra Francia hizo crecer bruscamente la necesidad de
uniformes. Con esto , y con las clases trabajadoras comprando más ropa para
llevar, se hizo difícil para los sastres
cualificados hacer tanta ropa como para
enfrentarse a los almacenes, trabajadores y pequeños comercios, quienes contrataban
a destajistas baratos para generar productos de baja calidad, así la creación de la producción en masa también
se desarrollaría a partir de estos fenómenos en el siglo XIX.
Desde
el principio del siglo muchos de los trabajadores y clase media baja compraban
su ropa (tanto nueva como de segunda mano), en los mercados de retales baratos y en las ferias semanales o regulares
, y esto creció a lo largo del siglo. Un gran número de reportes policiales de
este periodo nos hablan del problema de la ropa robada, esto mostraba cómo de
pujante estaba el mercado de la segunda mano , no había nada que hubiera
sido robado que no fuera vendido más tarde, en los buenos tiempos los
trabajadores compraban trajes nuevos o vestidos, cuando el trabajo desapareció
empeñaban o vendían sus pertenencias
hasta que cesara la mala racha. La ropa no era solo cuestión de frivolidad ,
sino una protección contra los malos tiempos. La ropa de moda podía ser
adquirida por un relativo desembolso que estaba al alcance de un sirviente u
otro miembro de la clase trabajadora para pagar al contado.
En 1871 Daniel Kirwan , un periodista americano en Londres,
visitó la Feria del Trapo , que se celebraba todos los domingos por la mañana
en Petticoat Lane en el East End. Uno de los clientes le dijo que... :
“No tenía otros calzones que los que estaba llevando, y
estaban tan usados que me daba vergüenza verme con ellos. Así que me dije a mi
mismo , ¡iré a la Feria del Trapo y me desharé de este trapo mohoso y me haré
con un bonito traje para llevar! Una vez me decidí a hacer las cosas bien teniendo dinero en el
bolsillo me dispuse a hacerlo. Me puse mi mejor camisa y calcetines. Di siete u
ocho libras por un traje ligero y medio dólar por un bombín, y 18 peniques por
un pañuelo azul cielo, también me compré una camisa planchada y volví, me puse todo y aquí estoy”****
A mediados del siglo XIX la ropa de los hombres se había
convertido en algo estándar y lista para ser llevada, esto era algo que se
notaba claramente. En la Gran Exhibicion, Charles Cattnach de Aberdeen que se
llamaba a si mismo “inventor” mostró un aparato para medir la figura humana o
transferir la medida a la ropa para que ajustaran las vestimentas- o como
conocemos hoy en día una cinta de medida. Es uno de los muchos que se intentaron
atribuir esta invención, que aparece que apareció por primera vez a principios
de siglo y que se empezó a utilizar de forma más común en 1825. Una vez que
esto fue accesible los tratados como el del Dr. Henry Wampen “El arte
Matemático de cortar vestimentas de acuerdo a las diferentes formas del cuerpo
del hombre” de 1834 empezaron a escribirse dando una guía sobre como crear ropa
sin un cuerpo delante del sastre.
Para
estandarizar las tallas aun era demasiado pronto, la ropa de los hombres comenzó su expansión : más allá del país se trasladaban los modelos, y los pantalones ajustados de piel y
chaquetas dieron paso a los más anchos, como sucedió con los vestidos que empezaron a
tener forma tubular y más amplia. La ropa de las mujeres fue más difícil de
estandarizar : los cuerpos tendían a ajustarse estrechamente a la figura casi
tanto que casi se podía vislumbrar lo que había debajo del mismo, en 1840 las
tiendas empezaron a anunciar “vestidos cosidos”, pero debían estar en parte
acabados, para que el sastre o la modista ajustara las partes a la compradora
con más rapidez. *****
(Continuará...)
*Aun
así los periódicos se podían coger en los cafés
y podían ser leídos por el precio de una taza de café o alquilados por
un penique la hora. Además había más de una docena de lectores por copia de
periódico incluso cuando estos no estaban destinados a lugares públicos.
** * El libro A Visit to the Bazaar puede ser consultado on line de forma casi íntegra en esta dirección : http://hockliffe.dmu.ac.uk/items/0250pages.html?page=002
** * Las camisas hechas
habían sido realizadas originalmente para los marineros y para
trabajadores manuales, luego las clases trabajadoras empezaron a comprarlas.
**** El propio Kirwan escribió sobre una visita a la Feria del Trapo: “cientos de pares de pantalones- pantalones que habían sido
llevados por hombres jóvenes a la moda, pantalones sin una arruga o recién
estrenados, pantalones tomados de las apestosas extremidades de acalorados marinos, de los elegantes jóvenes
de las tiendas, pantalones que habían sido llevados por criminales colgados en
Newgate, por pacientes con fiebre en hospitales, chalecos que habían sido el
orgullo de jóvenes corredores de negocios en la ciudad, chalecos lo
suficientemente vistosos como par haber sido llevados por el Marqués de
Hastings en el hipódromo , o por el Conde D´Orsay … miles de chaquetas algunas
grasientas , algunas sin ensuciar , abrigos de caza, abrigos cortos y
chaqués; abrigos para el jockey y el
perro de pelea, para el boxeador, chaquetas de pilotos, calzoncillos y medias…."
***** Challinier en New Bond Streed tenía este tipo de productos a
medio hacer : “Cuerpos de muselina… pueden ser terminados para llevarse en unas
pocas horas” anunciaban. Veinte años más tarde los Almacenes Jay aun seguían
intentando encontrar la manera de combinar la moda de los cuerpos ajustados con un cuerpo ajustable, pero el nacimiento
de la ropa de la mujer lista para llevar quedó detrás de la de los hombres y
niños durante algún tiempo más.
Bibliografía :
FLANDERS, J. , Consuming passions. Leisure and pelasure in Victorian Britain, Harper Press, 2006, Londres.